Esta pequeña isla (Jauja), en la que imaginamos que
cuatro náufragos están organizando una economía sana, nos permite repensar una
organización económica sin partir de las desigualdades que tenemos en nuestra realidad.
Jauja nos servirá como un modelo ideal de referencia para
analizar el funcionamiento de la economía real y poder replantearnos aspectos que, por la inercia y la costumbre,
se consideran erróneamente inamovibles.
Solo nos
queda el último de los principios del decálogo (para poder consultar los nueve
anteriores, se pueden usar estos enlaces:
1,2,3,4,5,6,7,8,9). El décimo principio para una economía sana tratará del objetivo de la
economía y de su regulación.
Objetivo
En la economía
de Jauja, y en cualquier otra, no tiene ningún sentido buscar indefinidamente
un incremento de
la producción (PIB) sin que sea con el objetivo de que sus miembros
mejoren su bienestar de forma sostenible en el tiempo.
En Jauja sería
impensable que nuestros cuatro náufragos decidieran malgastar recursos
naturales (siempre limitados) para poder producir más y más productos, buscando
consumir el máximo, a sabiendas que, además,
tendrían de emplear muchas más horas de trabajo.
Por otra parte, no
se entendería que en una isla (y también tendría de extrañarnos en nuestra
economía) hubiera miembros del colectivo inactivos (parados, ricos
herederos,...) a costa de que otros tuvieran que hacer su trabajo; por este
motivo en Jauja se repartirá el trabajo en función de las capacidades
individuales.
El objetivo de la economía se basará en la
obtención del máximo bienestar para sus miembros, que consistirá en
la posibilidad de tener un nivel de consumo
suficiente con la menor aportación de recursos (naturales y
trabajo).
Regulación
Para que el
conjunto de la economía consiga este objetivo y para compatibilizar las decisiones
individuales con el bien común, será necesaria una regulación de la economía.
I, con la
finalidad de que el máximo de miembros de la economía tengan una visión global de la economía,
habrá una rotación en los
responsables de esta regulación.
Para evitar desequilibrios macroeconómicos, los
reguladores valoraran si la demanda global es compatible
con una producción sostenible y si la oferta global permite
satisfacer la demanda. También serán responsables del buen funcionamiento
competitivo de los mercados.
Los reguladores controlaran la oferta agregada, determinando
los factores disponibles para la producción, a partir del control de las
siguientes variables: los recursos naturales, para conseguir
la sostenibilidad de la economía,
y la jornada de
trabajo, para modular el esfuerzo colectivo y aumentar el nivel de bienestar.
El décimo principio para una economía sana será: la economía buscará el máximo bienestar de sus miembros a partir de sus
decisiones individuales y de la regulación económica.
Una vez deducidos los
10 principios básicos para una economía sana, próximamente concretaremos los valores
que, a partir de las hipótesis formuladas, fundamentarían este sistema
económico.
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